BOSTON, Mass. (Ivanhoe Newswire) — La siesta es ese momento glorioso por la tarde cuando el niño toma fuerzas y los padres descansan. Sabemos la importancia del sueño para los niños pequeños.
Cuando un niño pequeño está cansado, lloroso o majadero, una buena siesta es la mejor medicina para regular sus emociones y su memoria emocional. Y la neurociencia está explorando cada vez más la memoria emocional y el papel que juega la siesta. Durante un estudio, los niños debían de fijarse en las caras que aparecían en la pantalla, catalogadas como buenas o malas. Seguidamente los científicos les ponían cascos que medirían las ondas cerebrales.
Laura Kurdziel, PhD, llevo a cabo este experimento junto con sus colegas de la Universidad de Massachussets. Determinó que los niños que habían dormido bien por la noche y que habían dormido la siesta recordaban mejor los rostros y las emociones que reflejaban que aquellos que se saltaron la siesta. Kurdziel indica que los padres no deben de eliminar la siesta basándose en la edad de sus hijos, sino prestar atención al ritmo de sus cuerpos. Las siestas se irán acortando en una forma natural a medida que los niños necesiten menos sueño en las tardes.
Esta experta indica que los padres creen que eliminando la siesta será más fácil que los pequeños se duerman por la noche, y es lo opuesto. Si un niño necesita el descanso en la tarde y no duerme la siesta, su cuerpo esta estresado y eso hace que les cueste conciliar el sueño.
Los contribuyentes a este reportaje incluyen: Cyndy McGrath, Supervisora Y Productora de Campo; Ken Ashe, Editor; Roque Correa, Camarografo.
Producido por Child Trends News Service en asocio con Ivanhoe Broadcast News y auspiciado por una beca de la National Science Foundation.